martes, 22 de julio de 2025

 

UN INSTANTE DE TERNURA

Todo sucede en un cuarto sombrío donde un rayo de sol ilumina tenuemente el lánguido espectáculo;  las paredes rústicas de ladrillo sucio; una cama metálica, un pequeño butaco de madera donde se pueden ver claramente unas gafas, un reloj despertador, un cuadro fotográfico con una imagen ya borrada por la acción de los años; las paredes están cubiertas en  su mayoría de cuadros de importantes hombres y mujeres que han escrito la historia de los grandes pueblos; el techo a dos aguas y con las vigas ya carcomidas denota la falta de limpieza, las arañas han tejido verdaderas obras de arte y un agujero en medio de dos  tejas que no están compactas, deja traslucir un rayo del sol que al atravesar los finos hilos de las telarañas dibujan  pequeños arcos iris.

En uno de los más oscuros rincones que forman las paredes de este inhóspito lugar parece suceder un dialogo que no puede ser escuchado a más de un metro;  la poca luz del cuarto deja ver  como dos muletas puestas una encima de la otra  parecen entrar en una profunda discusión:

 -Tu no me dejas respirar, pesas mucho y además estas arruinando la poca pintura que aún me queda.

 -Que alegas, si tú ya llevas dos noches que duermes encima mío y ese alambre que te han puesto para que no te desarmes me ha hecho daño.

 -De todas formas, solo espero que nuestro Juancho se levante de una vez para librarme de ti.

 -Para que deseas que ese injusto nos toque si siempre nos trata muy mal, mira como tiene mi lomo, ya no tengo espuma y su sobaco me talla.

 -No seas sufrida, para esto estamos aquí, para servir.

 -Si, pero tampoco pues.

 Shiiis.. silencio... Dijo en voz baja “Muletin” la muleta que sufre por tener encima a su inseparable amiga, se va levantando el viejo gruñón.

En efecto un escuálido cuerpo de ciento ochenta centímetros de alto y cincuenta kilos de peso empieza a retorcerse, en medio de las cuatro cobijas que lo enrollan y que lo hacen perder en medio de ellas mismas.

Unos brazos se levantan y la voz de Juancho se escucha en el recinto.

Muleeeeet,

La muleta tierna, que se precia de ser extranjera y es más nacional que el despertador que no suena para nada, dice en voz muy baja:

Ooooh. Me dolió mi pequeño oído, siempre hablando fuerte, no entiendo para que o por que

Muletin le responde en el mismo tono de voz:   

- Ya empezó nuestro día, aquí viene nuestro dueño a azotarnos y a echarnos toda la culpa de sus males.

Juancho se ha incorporado con gran dificultad, sus brazos han hecho todo el trabajo para que sus piernas queden descolgadas, se empieza a desplazar por el borde la cama, son sus brazos su sistema locomotor, se acerca al rincón donde ha dejado sus muletas que ahora se han convertido en “sus pies”, esas muletas que le regalaron después que se fue borracho en su moto y se dio contra un bus, que con las llantas traseras le destrozo el ochenta por ciento de sus valiosas piernas.

Juancho llego al borde de la cabecera, estiro sus musculosos y largos brazos y no alcanzo a agarrar sus muletas que estaban asustadas, de nuevo empezaba el martirio, Juancho contrario a lo que las muletas pensaban dijo: 

- “Vengan déjense coger que hoy he soñado que ustedes hablaban y recriminaban mi actitud, hoy estoy agradecido, las voy a llevar donde mi amigo Lenis, el cerrajero, y ya verán como las va a dejar”, -

 Mientras hablaba se había desplazado un metro más hacia su objetivo, de nuevo estiró su brazo izquierdo y ahí las toco, solo faltaba tres centímetro y medio para poder acogerlas.

Mulet y Muletin parecían encogerse, no querían iniciar un nuevo suplicio, por haber cerrado su ojos para que Juancho no las viera y por estar rezando para librase de esos bruscos brazos no habían escuchado las dulces palabras de su rudo dueño.

Juancho, ya las tenía a su alcance, solo faltaba que cerrara su mano, sin embargo renuncio a este eminente hecho y dejo caer su brazo sobre el borde de la cama, se desplazó  hacia las muletas unos centímetros  más, eran segundos interminables para Muletin y Mulet, Juancho pronunciaba otras palabras dulces.

-Si las cojo desde aquí seguro se me caen y no quiero que desde hoy mis “pernas de acero” sufran más, empezare a quererlas.

Ya estaba listo, las tomo con una ternura jamás sentida por sus muletas y las trajo sobre si, las puso sobre sus flácidas piernas y empezó a limpiarlas con la aún caliente cobija que hizo cosquillas al roído  metal de las dos muletas.

En ese momento se escuchó un grito ensordecedor que lleno todo el cuarto.

Mulet y Muletin despertaron, se miraron a sus ojos y comprendieron que todo lo vivido lo estaban soñando, Juancho ya estaba gritando con odio y rencor:

 -...Donde  están mis hijueputas muletas”...

lunes, 19 de julio de 2021

 

EJERCICIO PARA UNA LECTURA ORANTE DE LA BIBLIA

 

PRIMERA PARTE: Contacto con el texto escrito.

Un miembro del grupo proclama el texto en voz alta, los demás siguen la lectura leyendo o escuchando atentamente.

 

(aproximadamente 3 minutos) Durante este periodo todos leen el texto otra vez en silencio, dándose cuenta de una(s) palabra(s), frase(s) o versículos que les impacta o sorprende.

 

Cada miembro del grupo menciona la palabra, frase ó el versículo, indicando donde se encuentra en el texto (p. e. “Me impacto la palabra o expresión ... en el versículo, pero sin dar razones o explicaciones.” ),

 

El mismo texto será leído otra vez por otro miembro del grupo. Los demás, escuchan atentamente o siguen leyendo el texto en silencio.

 

SEGUNDA PARTE: Del texto escrito a la palabra viva.

(aproximadamente 5 minutos) Durante este periodo escuchemos atentamente la voz del Señor, preguntándonos que quiere decirme personalmente.   Para mi vida propia y concreta.

 

Compartir lo que hemos escuchado como Palabra de Dios en el fondo del corazón. Lo hacemos a nivel personal en primera persona del singular.  (yo, me, mi, etc., evitando expresiones impersonales sin escondernos detrás de nosotros, nos, nuestro... Se trata de un compartir sencillo no de una discusión, ni de una predicación moralista.)

 

TERCERA PARTE: La Palabra requiere una respuesta.

El mismo texto será leído otra vez por otro miembro del grupo. Los demás escuchan atentamente o siguen leyendo en silencio.

 

(aproximadamente 5 minutos) Durante este tiempo procuraremos dar una respuesta personal a la Palabra de Dios. Debe haber una correspondencia entre la palabra y la contestación; de lo contrario no podemos considerarlo una respuesta.

 

Expresamos la respuesta personal de corazón, en voz alta en el grupo, para que este pueda afirmar y confirmar nuestra oración con un AMÉN

 

CONCLUSIÓN:

Invitación a terminar el ejercicio con una oración de agradecimiento, petición o intercesión.

 

PASTORAL DE CATEQUESIS

Arquidiócesis de Cali

viernes, 21 de mayo de 2021

 LA NOCHE QUE NO QUIERO

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

Unos en sus casas de pisos altos y muebles abullonados

Y otros en sus barricadas de pisos altos y piedras puntiagudas

Unos pidiendo destapar su vía al súper o su club

Y otros pidiendo desbloquear la corrupción

Para ver a sus vástagos crecer en dignidad.

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

unos en sus casas con calculadora en mano haciendo

cuentas de su emprendimiento en medio de la huelga

y otros con monedas en manos viendo si alcanza

para llevar arroz y huevo a su familia que en casa espera

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

Una noche que oscurece los derechos de unos y de otros

Una noche que los cubre con su manto desigual

En la pesada penumbra de sus pensamientos

Para despertar a la lucha diría de conseguir sustento

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

Una noche que despierta con la nota roja de la muerte

La nota roja que desaparece en la tinta de los diarios

Para colarse en las estadísticas del valor de la divisa

Que no se creció por culpa de los vándalos

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

que se levanta encontrando a unos y a los otros

en la calle que el carro encuentra abarricada

y al lado de ella un puñado de jóvenes que gritan

que el arma expuesta contra su vida

salió por la ventana ahumada que vomito el plomo

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

que encuentra al empresario con sus saldos en rojo

y busca en sus notas al empleado despedido

para encontrar en ellas una respuesta que se esquiva

por parte de mandatario que una vez le prometió salida

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

Y en la Casa de Nariño la bombilla no se apaga

Se leen las demandas, y los pliegos y denuncias

salen en la oscura noche las ordenes milicas

y se envalentonan los uniformes en la calle

suenan entonces los chasquidos por doquier  

y la madre con un sobresalto se levanta

pensando en su vástago valiente que no llega

 

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

Unos dicen que es válido defender tus derechos,

pero jamás pisoteando los de los otros

lanzan de aquí y de allá una que otra diatriba

pero no se encuentra el término medio

que defina la convivencia que se hace esquiva

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

dónde encontrar la luz  en medio de la noche

si las estrellas saltan alrededor de la hermosa luna

y las nubes más negras que la noche misma

se ciernen por los barrios de tejados blanquecinos

o de techos roídos por el sol de eternidades

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

Y el sol del nuevo día parece perezoso en su salida

Angustia, dolor, muerte y poca, poca empatía

Se vive en los corazones que luchan día a día

Unos en sus casas de pisos altos y muebles abullonados

Y otros en sus barricadas de pisos altos y piedras puntiagudas

 

Llega la noche, una noche oscura y tenebrosa

Y ambos en sus realidades se enfrentan azarosos

juntos entenderán que esta lucha no es de clases

Y juntando sus ganas y riquezas, avanzarán victoriosos

Vislumbrando un nuevo estado de justicia equitativa

que entregue la paz que ha sido esquiva en esta noche,

noche oscura que se viste de verde, verde que es vida.

 

 

 

 

martes, 11 de mayo de 2021

LA MUJER UN APOSTOLADO QUE CONSTRUYE IGLESIA

 LA MUJER UN APOSTOLADO QUE CONSTRUYE IGLESIA

La dignidad de la mujer y su vocación, objeto constante de la reflexión humana y cristiana, ha asumido en estos últimos años una importancia muy particular. Esto lo demuestran, entre otras cosas, las intervenciones del Magisterio de la Iglesia, reflejadas en varios documentos del Concilio Vaticano II, que en el Mensaje final afirma: «Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga». Las palabras de este Mensaje resumen lo que ya se había expresado en el Magisterio conciliar, especialmente en la Constitución Pastoral Gaudium et spes y en el Decreto Apostolicam actuositatem, sobre el apostolado de los seglares.

 

Tomas de posición similares se habían manifestado ya en el período preconciliar, por ejemplo, en varios discursos del Papa Pío XII y en la Encíclica Pacem in terris del Papa Juan XXIII[1]. Después del Concilio Vaticano II, Pablo VI expresó también el alcance de este «signo de los tiempos», atribuyendo el título de Doctoras de la Iglesia a Santa Teresa de Jesús y a Santa Catalina de Siena, y además instituyendo, a petición de la Asamblea del Sínodo de los Obispos en 1971, una Comisión especial cuya finalidad era el estudio de los problemas contemporáneos en relación con la efectiva promoción de la dignidad y de la responsabilidad de las mujeres. Pablo VI, en uno de sus discursos, decía entre otras cosas: En efecto, en el cristianismo, más que en cualquier otra religión, la mujer tiene desde los orígenes un estatuto especial de dignidad, del cual el Nuevo Testamento da testimonio en no pocos de sus importantes aspectos (...); es evidente que la mujer está llamada a formar parte de la estructura viva y operante del cristianismo de un modo tan prominente que acaso no se hayan todavía puesto en evidencia todas sus virtualidades.



[1] Encíclica Pacem in terris del Papa Juan XXIII