LA MUJER UN APOSTOLADO QUE CONSTRUYE IGLESIA
La dignidad de la
mujer y su vocación, objeto constante de la reflexión humana y cristiana, ha
asumido en estos últimos años una importancia muy particular. Esto lo
demuestran, entre otras cosas, las intervenciones del Magisterio de la Iglesia,
reflejadas en varios documentos del Concilio Vaticano II, que en el Mensaje
final afirma: «Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer
se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una
influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este
momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres
llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no
decaiga». Las palabras de este Mensaje resumen lo que ya se había expresado en
el Magisterio conciliar, especialmente en la Constitución Pastoral Gaudium et
spes y en el Decreto Apostolicam actuositatem, sobre el apostolado de los
seglares.
Tomas de posición
similares se habían manifestado ya en el período preconciliar, por ejemplo, en
varios discursos del Papa Pío XII y en la Encíclica Pacem in terris del Papa
Juan XXIII[1].
Después del Concilio Vaticano II, Pablo VI expresó también el alcance de este
«signo de los tiempos», atribuyendo el título de Doctoras de la Iglesia a Santa
Teresa de Jesús y a Santa Catalina de Siena, y además instituyendo, a petición
de la Asamblea del Sínodo de los Obispos en 1971, una Comisión especial cuya
finalidad era el estudio de los problemas contemporáneos en relación con la
efectiva promoción de la dignidad y de la responsabilidad de las mujeres. Pablo
VI, en uno de sus discursos, decía entre otras cosas: En efecto, en el
cristianismo, más que en cualquier otra religión, la mujer tiene desde los
orígenes un estatuto especial de dignidad, del cual el Nuevo Testamento da
testimonio en no pocos de sus importantes aspectos (...); es evidente que la
mujer está llamada a formar parte de la estructura viva y operante del cristianismo
de un modo tan prominente que acaso no se hayan todavía puesto en evidencia
todas sus virtualidades.
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