CELEBRAR NAVIDAD, NO SOLO EN NAVIDAD
Llegan los aires de la navidad que se inician con
la celebración de Cristo Rey, sigue con el recuerdo de la concepción virginal
de María, pasa a la novena del nacimiento del niño Dios y termina con la noche de navidad que se extiende por
todo un día festivo, en este tiempo, el espíritu de los hombres y mujeres de supuesta
buena voluntad sufren una transformación visceral que los convierte en,
derrochadores, caritativos, y si me permiten el termino: “cristabonachos”… Unos
reyes de la caridad que brota por todos sus poros…
Yo los llamaría Cristianos de época, cristianos de
moda, cristianos de farra, de esos que llega el 13 de enero y salen a trabajar
con las mismas o más angustias que las que tenían el pasado mes de noviembre,
llenos de rencor, envidia, odio, resentimiento, ira, “insolidaridad”, y desasosiego propio de
una resaca navideña pasada por una alta dosis de consumismo y deseos de
figuración antes que de hermandad.
Navidad, podría ser el 12 de julio, el 20 de
octubre, 4 de marzo, el 10 de abril o el mismo 25 de diciembre, pues celebrar
la navidad es celebrar el más inmenso regalo que ha podido recibir la
humanidad: “les ha nacido un Salvador”…
y en reconocimiento de esa gran noticia, entonces creo, celebro, oro toda una
vida de amor y misericordia que entraña llamarme cristiano, discípulo de ese
Jesús que encarnado me enseño que las obras de misericordia, que las
bienaventuranzas, que las parábolas del Hijo Prodigo, de Lázaro y el Rico deben
ser un criterio de vida para los 365 días del año, y no para una época en que
las luces artificiales no me dejan ver la más grande y destellante luz: la Luz
de Jesús Misericordioso.
Así, respetado lector, que si la navidad comercial,
la navidad consumidora, la navidad fiestera, la navidad carnavalesca, pasa este
2017 por tu vida y no te deja celebrar la verdadera celebración de la
encarnación de Jesús en tu existencia no has celebrado, has derrochado:
derrochado tu tiempo, derrochado tu dinero, derrochado tu salud, derrochado tu
salvación.
Pero Dios es siempre misericordia, mira nuestra
miseria con el corazón y nos regala 365 días más de tiempo para que celebremos
la Navidad cualquier día y hora del año 2018. Con un abrazo sincero, una
sonrisa a quien te saluda, un perdón por la ofensa recibida, un te amo a quien
comparte contigo en tu casa, un servicio desinteresado al vecino, al compañero,
aún al mismo enemigo.
Celebra la navidad favoreciendo el encuentro entre
hermanos, buscando la reconciliación, la convivencia armónica, la felicidad
tuya y de los demás, viviendo como un hijo de Dios que sintiéndose amado sabe
vivir en el amor.
Por esto no cierro este articulo escribiendo feliz
navidad, será Feliz Navidad cuando tu pensamiento, tu mirada, tu sentimiento,
tu acción hagan ver que has aceptado a Jesús en tu vida y vives acorde su Santo
Reino.
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