viernes, 21 de mayo de 2010

Primer Sínodo Arquidiocesano de Cali
CONCLUSIONES DE UN SINODO QUE ACABA DE INICIAR


Después de terminada una labor encomendada a un grupo humano es normal que estos por separado o en conjunto se pregunten sobre el desarrollo de su misión e implicaciones que esta traerá para el futuro de su organización.

Sin embargo, no podemos aplicar esta misma dinámica para el grupo de sinodales que convocados por su Arzobispo, visionaron una Iglesia ideal para dentro de diez años y que plantearon las líneas generales de los objetivos y plan de acción, y no podemos plantear esta misma dinámica debido al alto influjo de la oración que acompaño este sínodo que, sin lugar a dudas, ha sentido la presencia del Espíritu Santo en medio de los diálogos, no siempre consensuados, que se dieron en esta asamblea.

Se reunió la Iglesia de Cali, esta es una verdad que no necesita ser demostrada, todos los actores y depositarios de la acción tuvieron cabida representativa en esta fiesta de colores que estuvo matizada por las ganas de unidad que se sentía en el ambiente.

Exigencias, reparos, conclusiones apresuradas, juicios, números, risas, ceños fruncidos, alegría, protagonismos, y una experiencia de Dios en cada invitado fueron marcando la ruta de trabajo que nos íbamos construyendo.

Que la misión está dada, no había duda, que la visión a diez años debíamos construirla con una mirada en el pasado y un pie firme en el presente, era verdad, cada uno de estos pasos se construyó sin contratiempo, llegar al planteamiento de una hoja de ruta se tornaba complicado, sobre que ruedas marchar, sobre que pilares construir, no estaba claro, el fundamento hacía falta, si, la vida , la familia, la parroquia y la sociedad nos interpelan y exigen de nuestro actuar, de ello no había discusión, pero, y dejar de lado el mirarnos a nosotros mismos como actores de la acción, no estaba en el programa.

Definir un “quinto elemento”, sonó en la disidencia, caló duro en la complacencia y se arraigó en la transparencia, faltaba y se aportó, adolecía y se fortaleció, un nuevo grupo así se armó y con rapidez e inteligencia todo el grupo trabajó.

Sí, Que en la vida, en defensa de la misma debemos de salir, que en la familia caminar en sus luces y sus sombras es un sentir, que la parroquia es la estructura que construye comunión y que la sociedad con caridad debemos de mirar, pero antes debemos preguntar, si el cambio no debe empezar primero en ti y en mi, en el propio corazón.

Agentes pastorales: obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y religiosas, laicos y laicas debemos repensar nuestra cristiana identidad, coherencia y fidelidad al que seguimos en este transitar, es Jesús de Nazaret y todo su mensaje, el que nos debe interpelar, a ti que lees y yo que escribo nos debe preocupar, el testimonio de cristiano que debo de exponer como el mayor tesoro de esta Iglesia que soporta sombras de vida no ejemplar, no solo de los clérigos, sino de ti y de mi, que nos decimos bautizados en nuestro caminar.

También hay deslumbrante destellos de luces en medio de nuestra realidad, el compromiso de denodado de miles de agentes de pastoral, una labor educativa y un accionar en los social, una presencia centenaria y un aporte espiritual, un millar de religiosos y un gran compromiso laical, la inculturación del evangelio en la sociedad y el mismo sínodo que todos debemos celebrar

El documento final, aun no está dado, el arzobispo debe concretarlo, hay en él mucha esperanza, por ahora vivamos la fiesta del Espíritu, gocémonos los jubileos que nos faltan, que a partir del año 101, el trabajo es arduo y misionero, pues hay muchos bautizados no cristianos, y es tarea tuya y mía evangelizarlos.

Construyamos y vivamos la unidad, la caridad, la comunión, la formación, la participación, la comunicación, que el mundo espera de esta Iglesia una clara coherencia entre fe y vida que haga que la gente mire este testimonio de cómo vivir en comunidad


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